Introducción

Autores

  • Efrén Sandoval Hernández Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas), México, esandoval@ciesas.edu.mx
  • Carlos Alba Vega Colegio de México (Colmex), México, calba@colmex.mx

Resumo

En el centro histórico de la Ciudad de México, muchos comercios establecidos utilizan la estrategia del “comercio desdoblado” al instalar puestos de venta en las calles del mismo sector, los cuales funcionan como sucursales en donde se realizan ventas que no se registran en la contabilidad del negocio. Para ello, reclutan a empleados que trabajan por horas, sin contrato, al igual que lo hacen miles de comerciantes informales en la misma área urbana. Muchas de las mercancías que ahí se venden son producidas en el extranjero y en México a través de cadenas de producción y distribución que combinan prácticas económicas formales e informales que incluyen la participación de grandes corporaciones, maquiladoras y talleres clandestinos.1 Muchas de esas mercancías ingresan sin ser declaradas en aduanas portuarias y fronterizas, en los mismos contenedores en que ingresan mercancías importadas legalmente. Estas mercancías son vendidas, siguiendo el caso de la Ciudad de México, por vendedores ambulantes que deben pagar “cuotas” a los policías que vigilan que la prohibición de la venta ambulante se cumpla. Con esas cuotas, estos policías que laboran formalmente para el gobierno local compensan en algún grado sus raquíticos salarios y garantizan su permanencia en el cuerpo policiaco al entregar parte de las cuotas a sus jefes inmediatos.

Publicado

2023-07-19

Edição

Secção

Dossier